14 de octubre de 2014

Lluvia

Llueve torrencialmente y sin parar,
Las gotas me dejan sin poder pensar y lo que más me llena es el ruido ominoso de mis pensamientos descarrilados, se me confunden saliva y semen en ruedas infinitesimales de lo que pudiese haber pasado, o de las fracciones que se desdibujan en deseos que no sé cómo corresponder.

Deseo visceral, inmolado con una idea tardía sobre lo que quiero, sobre lo que mi cuerpo desea, imagino espacios, botones y dicotomías que solo se suceden cuando doy vuelta en mi espacio y sideralmente arremeto contra alguna luna trasnochada. Quiero verte, descaradamente en mi espacio, saberte en un momento parte de como derrapo en las vueltas de la vida. Inaudito y nuevamente salvaje, pienso en un instante para perder un desarme.

24 de septiembre de 2014

Tirar

1:22 tengo años de tener esta fascinación por la hora, especialmente cuando el hilo de mis pensamientos es tan díscolo como mi ánimo perfecto para las tardes grises de esta Guatemala. Estoy desgarrando ideas, haciendo pedazos todas las posibilidades de volverme onírica abrazada al pasado que con mucho esfuerzo me estoy despegando de los huesos. Hace ratos que sé que estoy rota, pero hoy  supura, como una herida confitada de bacterias, hoy supuro todos los inconscientes colectivos que amalgaman mis ideas. Sueño dramamina fútil de las intoxicaciones de ideas que no se atreven a sacarme del bochorno del mediodía. Hoy supura. Sé cómo me veo, pero no la consecuencia de este tamaño, no la inconclusa realidad que me grita que no puedo ser lo que soy. Mi pequeña Blanco se me queda viendo desde el otro lado del sillón tratando de consolar esta ballena varada en la playa, sin poderse mover, sin poder esquivar que la ola me trajo hasta aquí.
Estoy atrapada en este envoltorio que no se parece a mis neuronas, y todos dicen, todos opinan, pero nadie sabe, porque para habitar mi piel, necesitas colores que te quitaron debajo de la cama, necesitas ideas que te botaron con golpes, necesitas abrazos olvidados en la entrada, y necesitas miles de horas de palabras inconexas que te dejan con el golpe en el plexo de la nada que ven.
Leo la descripción que hace JP de sí mismo, de mi hay algo así, querer convertirme en el quedar bien con alguien, cuando sé que puedo hacer todo, y recalco, todo lo que quiera hacer. Veo mis manos en el recorrido del teclado convertirse en granos de mostaza que arman la fé que he perdido, para mientras ataco fantasmas, quemo esqueletos y saco del cajón las cartas para tirar.

18 de septiembre de 2014

Quiero cambiar de vida

Empiezo el 2014, no porque sea Enero, los años en mi vida empiezan en mi cumpleaños, y aun que un poco tarde quiero llevar el récord publico de algo que estoy haciendo: cambiando de vida, no tienes que cambiar de vida por fuera para hacerlo. Tome una decisión que me cambiará la vida, difícil que parezca tengo que dejar ir las viejas formas de vida. Aquí voy, renovando ideas viejas con lo de siempre, ideas, contenidas ceremoniosamente en este humo de limón que me rodea. Cierro los ojos un momento para dejarme llevar por las hermosas letras que salen a borbotones por esta garganta seca, llena de inmensas llagas que supuran espacio...hoy solo estoy.

13 de mayo de 2014

Pequeño.. el olvido

Cambios intensos, azulados, llenos de plumas de pavo reales, y de reales desgraciados, no porque yo lo sea, sino porque de verdad alrededor existe mucha desgracia, quiero hablar de todo, de todo lo que me sucede, de todos los eventos meticulosamente almacenados en mis células dorsales, de los espacios pequeños donde caben manos de niños, donde pasan ideas, donde se acumulan los eslabones de las cadenas que forman la vida que nos hemos consagrado a desmenuzar. Quiero vida, con Mozart y el beso de Klimt en grande, viajar por el mundo, quiero estar en todos los países que no he estado mas que en mis duermevela como hoy. Quiero arena, nieve, agua, pulular sin ningún orden solo el encontrarme con la persona que ha estado dormida en mi con toda su fuerza. Pequeños concisos, hoy no mas.

24 de febrero de 2014

Gracias Dr.Cowan

Llevo como cuatro horas jugando con mi mente, cosa que no hago muy a menudo porque siempre tengo algo que hacer, pero ayer con mi hijo de ocho años hice una lista de las cosas importantes para él, eso del hábito de Covey lo está llevando a hacer estas cosas. Me puse a pensar en la mía, entre el asunto de Venezuela que me tiene realmente disgustada, y la política de este país, la historia la estamos repitiendo sin dar lugar a que puedan darse cambios sociales relevantes. Mi pregunta va más por mis hijos, el mundo no me asusta, pero quiero estar segura que les estoy dando herramientas importantes para que puedan superar los problemas que les vienen. Así le di una vuelta a la web, me encontré con un artículo fantástico (http://www.mindbodygreen.com/0-10250/11-things-i-wish-every-parent-knew.html) del Doctor Stephen Cowan. Él cómo pediatra nos cuenta las cosas que le gustaría que todo padre realmente supiera, me imagino que después de 25 años de práctica profesional ha visto cosas, las lei y me parecieron fenomenales, así que voy a hacer algo que no hago muy a menudo pero hoy vale la pena, las traduje en versión Clara, ya saben agregándole aquí y allá mis propia chispas de chocolate: 11 cosas que todos los padres deberían saber
1. Crecer y desarrollarse no son una carrera (especialmente entre mamas, tu hijo es más que el mío). Pareciera que queremos que el crecimiento se diera pero inmediatamente, en el mundo actual nuestra necesidad de velocidad y efectividad nos han hecho olvidar que una buena fruta necesita tiempo para madurar pero sobre todo alimentar las raíces. Hay que poner atención al suelo que soporta la vida de nuestros hijos, camina con ellos, come con ellos, jueguen juntos, cuéntale historias de tu propia niñez, hazlo parte de tu vida cotidiana.
2. Crear tradiciones familiares fomenta las fuertes raíces y una vida saludable. Solo con tiempo y práctica se logran crear tradiciones que son sagradas porque promueven los lazos de amor e intimidad, crean una cierta confianza que un niño lleva a través del mundo.
3. Crecemos en ciclos, hay un ritmo y un pulso en la vida de cada niño, a veces rápido e intenso, a veces despacio y quieto. Así como cada primavera trae en sentimiento renovador de apreciación de la vida, cada etapa de la vida de un niño es un tiempo para para maravillarse y descubrirlo. Después de todo aprender es no solo un proceso de acumular información, es un proceso de transformar nuestras ideas, y a veces esto requiere olvidar para ver con nuevos ojos. Algunos niños darán un paso atrás antes de dar un tremendo paso al frente.
Crecer en ciclos significa  que no solo tenemos una oportunidad de aprender algo, sino que la misma lección se nos ofrecerá una y otra vez cuando pasamos por las estaciones de nuestra vida. Hay un sentido profundo de perdón en esta forma de entender la niñez, de esta forma se quita de los padres conscientes eso de hacerlo bien la primera vez. Si no lo aprendemos de una forma lo aprenderemos de otra, pero la vida nos enseñara lo importante.
4. Estimulo no es lo mismo que indulgencia. No estamos criando reinas y reyes, estos no les va bien en nuestra sociedad. Estudios recientes han demostrado que la indulgencia realmente debilita el poder de un niño a sobrevivir, le quita motivación y disminuye el sentimiento de éxito.
Estimulo significa darle valentía a tu hijo, no hacer las cosas por ellos. Crear un contexto de soporte que abra el camino sin empujar al niño a él. Amor incondicional es el andamiaje que alienta a los niños a tomar parte, riesgos, experimentar y por supuesto fallar sin ser juzgados. A veces ser una figura importante en la vida de tu hijo significa hacerte a un lado, o atrás, para ofrecer una mano compasiva cuando las circunstancias llamen a ello, pero debes confiar en su propia e innata habilidad e ingenio.
Hay un gran espacio en el estímulo, la indulgencia por otro lado limita la libertad, infla el sentido de merecer las cosas que los niños tienen y les reduce la paciencia que necesitan para trabajar a través de los obstáculos cuando instantáneamente no se salen con la suya. La Indulgencia crea pensamiento de muy corto y pequeño alcance.

5. Hacerte enojar o empujarte a ello, es una práctica espiritual y los niños son nuestros maestros espirituales. No necesitas un viaje de meditación excesivamente caro para volverte iluminado. Tu pequeño maestro erudito está enfrente de ti y te ofrece sabiduría sin ningún costo.
Los niños ven cualquier movimiento que hacemos cuando son pequeños, nos estudian, las inconsistencias cuando tratan de entender este mundo loco. Nos preguntaran y cuestionaran por lo que vean, cuando un niño te hace enojar, recuerda son tus ideas las que está cuestionando no las suyas. Tomate el tiempo de realmente oír lo que tu hijo te está tratando de enseñar. Uno de los más grandes secretos de la paternidad es nuestra disponibilidad para transformarnos por el amor que le tenemos a nuestro hijo. Cuando estás dispuesto a ver que hacer que te enojes, abres una consciencia mucho más profunda de ti mismo que te transforma y a tu hijo en el proceso.
6. Un síntoma es la forma del cuerpo de decirnos que algo debe cambiar.
La buena medicina pregunta que trata de hacer el síntoma, en lugar de solo reprimirlo, nuestro cuerpo tiene su propia inteligencia, aunque mucha de la propaganda farmacéutica quiere convencernos de que es algo malo sentir esos síntomas. Es realmente rudo decirle al cuerpo que se calle, eso es parar los síntomas, no confiamos en la inteligencia del cuerpo, pensamos mucho y tendemos a tener miedo de lo que le pasa a nuestro cuerpo.
Pero en los niños, un síntoma como fiebre no es el problema. Lo que está causando la fiebre es el problema, la temperatura es simplemente la forma del cuerpo de lidiar con lo que le está pasando, por ejemplo, un niño con fiebre, ¿qué otros síntomas tiene? Esta alerta, juguetón, no necesitas quitarle la fiebre, a veces significa que el cuerpo está haciendo calor metabólico para movilizar el sistema inmunológico. Para ayudar al cuerpo es necesario darle fluidos calientes para que no se seque y comidas con sustancia como sopa para alimentar el fuego.
7. Estar Preparado. El moto de los niños exploradores es cierto, estar preparado, es un estado mental de estar listo, puede ser alimentado por la seguridad o por el miedo. El Doctor Cowan prefiere practicar una medicina de preparación,  no preventiva, si no preparativa, estar enfermo no significa fallar, estar sano no puede ser nunca enfermarse. La vida es un camino de altos y bajos, los niños en crecimiento viven en un constante estado de flujo. Un sistema inmunológico resistente es uno que ha aprendido a enfermarse y mejorarse. Vivir demasiado limpios nos roba de una información necesaria para estar totalmente preparados para recuperarnos.
En lugar de vivir en miedo de las enfermedades, hay formas naturales de apoyar a nuestros niños para que se recuperen de las enfermedades de forma rápida y eficiente: buena nutrición, hidratación, prebióticos, descanso y ejercicios. Pero lo más importante, en lugar de estar enfocado en cuanto se enferma tu hijo, celebra cuando esta bien.
8. Curarse toma tiempo La medicina alternativa más importante en estos días es, tome tiempo. Como sociedad somos adictos a mejoras rápidas porque no tenemos tiempo de estar enfermos. Los médicos son entrenados como un bombero glorificado, es decir acabar con las emergencias rápido y eficientemente. En las emergencias la medicina fuerte es necesaria para salvar vidas, pero la mayoría de los problemas de salud en la niñez no son emergencias. En esas circunstancias toma mas que medicina muy fuerte mejorarse, toma tiempo. Se entiende que tomar un día libre del trabajo porque un niño esta resfriado agrega stress a nuestra ya estresada vida. Pero para los niños curarse es un desarrollo del proceso para mejorar y tiene sus propias etapas.
Cuando no tomamos tiempo para recuperarnos, o no se los damos a los niños, les robamos de los pasos y etapas necesarias que necesitan para aprender de ellas a desarrollar una salud duradera. Cuando nos tomamos el tiempo para recuperarnos, la enfermedad se convierte en el camino al descubrimiento, no solo un destino, empezamos a ver nuestra salud y enfermedad como los dos lados de la misma moneda.
9. El secreto de la vida es dejar ir. La vida es un proceso de constante dar, las cosas que se empujan más allá de su momento de maduración se convierten en otra cosa, cada etapa es un desarrollo, un proceso de dejar ir,  gatear da lugar a caminar, babear da lugar a hablar. La niñez da lugar a la adolescencia. Si inspiras, espiras; comes, cagas. Cada estación, cada etapa, cada pequeño ritmo de nuestra vida es cuestión de dejar ir. Esto nos permite deshacernos de lo que no necesitamos en nuestra vida para darle espacio a nueva información. Aprender no es siempre fácil en cada niño, y cada uno de ellos tiene su propio estilo, tiempo y sistema de adaptación, la naturaleza favorece la diversidad. Recuerda honrar la naturaleza propia de tus hijos. La forma en que los niños enseñan a dejar ir es la forma en que juegan. Jugar significa dejar ir nuestras inhibiciones, nos deja ser libres y nos permite no tomarnos tan en serio.
10. Confía en ti, el experto en tu hijo eres tú.
Una de las cosas más importantes en la vida de los padres es confiar en ellos mismos. En ningún lugar del mundo esto es tan importante como cuando nace un bebe, se espera que sepamos todo y la verdad nos sentimos como que no sabemos nada. Pero los niños me han enseñado que realmente no saber nada es una oportunidad real para abrir nuestros poderes de intuición.
Padres conscientes empiezan con oír con corazón abierto la vida de tu hijo sin miedo o pánico. Los estudios han demostrado que la intuición materna es más poderosa que cualquier examen de laboratorio sabiendo que hay un problema. Lamentablemente hoy estamos inundados con información que asusta e interfiere con nuestra habilidad para oír a nuestra propia intuición. Solo piense en la arrogancia de un médico que actúa como que él sabe más de tu hijo que tú.
Toma la naricita de tu bebe, mira en sus ojos, imagina que se siente estar consciente del mundo antes que tengas lenguaje, antes que todas esas etiquetas que nos dan miedo y dividen en bueno y malo, falso, verdadero nos invadan. Los bebes no tienen enemigos. Esto es ver desde el origen, es lo que los budistas llaman la mente del que empieza, observa de cerca como tu bebe respira desde el estómago, esto es respiración Qigong, inténtalo trata de respirar como un bebe, a lo mejor encuentras las respuestas que estas esperando en tu vida.
11. Tu punto de referencia es el largo plazo, (es muy fácil caer en la inmediatez de un problema especialmente a las 2:00 a.m.
Observar a miles de niños crecer en adultos podemos ver como cosas que parecían muy grandes al os cuatro meses, o a los catorce, ya simplemente son solo una piedra del camino. Los  niños tienen una visión de largo alcance. Cuando damos un paso para atrás para ver lo más grande y toda la escena de nuestra vida, descubrimos sabiduría y compasión.


18 de noviembre de 2013

Irracional

"Lo irracional, empero, existe; es un hecho psicológico.
Por lo tanto, como tal hemos de considerarlo, cuidando de no violentar su idiosincrasia.
Tarea ésta en verdad difícil dado que nos hallamos constreñidos por las categorías lógicas que nos obligan a expresarnos en términos de razón".
Carl Jung en "Psicología y religión".

Nuevamente mis mundos se enfrentan en esta guerra sin cuartel que se han declarado desde el día que tome conciencia del escándalo que soy. Y me aferro a mi amigo que vive lo que quiere vivir, J... si este momento fuera un mar tu serias una tabla de salvación y yo un prófugo a punto de ser naufrago... decisiones imperantes de la vida en esta consternación constante por entenderme cuando es casi imposible, es el sueño demente del poeta, sin contar con la maldita sombra que acompaña la crueldad de las etiquetas, nadie es si no es lo que dice la cita de Jung...una lógica construida.
Ser poeta no da de comer, no paga cuentas, ni siquiera ayuda a ser cuerdo,  la poesía son sueños, son ideas, son las miles de tareas de desgranarse, desnudarse y hacerse pedazos bajo las cartas de antaño, en el espacio que existe entre esa botella y la entrada de una casa donde sabes que está tu cuerpo pero lo que eres, eso quien sabe dónde se quedó.  Yo soy un hibrido camaleón de alas de mariposa, en  todos los aspectos de mi vida, en todos los retazos que me componen la sien, en todas las azaleas pegadas en el papel de la cocina. En todas las memorias de golpes, en todas las horas de incertidumbre, me doy una vuelta por el ciberespacio y no ayuda, al contrario, mi demencia aumenta, casi delira, cuando esa palabra que me consume me trae a la triste realidad que vivo: la obediencia, alguien copia las notas de su hija online y la maestra le escribe que es una niña preciosa por obediente, no puedo conmigo, de verdad no puedo, grito desde la raíz, desde  las entrañas, y le escribo a la madre:
Querida amiga, como estas, quiero contarte algo que me llamo mucho la atención, posteaste las notas de tu hija, y de verdad te felicito, pero me hizo pensar un poco el comentario de su maestra, ¿le gusta ser maestra de tu hija porque es obediente? por lo que veo tu hija tiene mil cualidades, hermosas, bellas, pero porque la obediencia es la más importante para las maestras, luego porque cuando crecen y las niñas son "obedientes" y no tienen criterio terminan abusando de ellas, por no quedar mal con alguien. Perdona no es mi incumbencia pero sabes desde que me dedico a esto de las mujeres y luego con la muerte de Cristina me lo cuestiono mucho. Un abrazo.
Cristina, Juana, Maria, miles de mujeres rodeándome el eje central de esta obsesión que tengo por el sufrimiento, yo fui una de ellas, golpeada, humillada, usada como un trapo para descargar todas las iras, todas las frustraciones, todas las basuras emocionales que mi cuerpo podía absorber,  lo peor de todo, las absorbí todas, con la correcta dosis de cinismo, de odio, autocompasión, desecho y maceraron la parte de mi cerebro que procesa el sentirse bien en la vida. Odio  a las maestras que les gustan las niñas obedientes,  a los padres que quieren niños obedientes, a la sociedad que quiere niños obedientes, gente obediente, odio todo lo que tenga que ver con obedecer, odio la palabra. Todas y cada una de las células que me componen detestan obedecer… porque yo decido, pienso, evalúo y luego tomo una decisión. Y las sociedades que enseñan a obedecer están condenadas a crear seres que no piensan, que no toman sus propias decisiones y que por siempre son niños que esperan que sus padres piensen por ellos; peor aún que todo se les dé, que todo lo merecen, porque son obedientes.

Por obediencia nadie se mete en la vida ajena, tenemos refranes que lo gritan: “entre casados y hermanos no hay que meter las manos” pero igual lo hacemos sin hacer, con consecuencias nefastas, creemos que la muerte de las mujeres en casos de violencia intrafamiliar se debe solo acusar al que la causa, al marido, al padre, al conviviente, no la causamos todos, los que lo consentimos, los que no decimos nada, los que cuando vemos que algo pasa, a nuestras amigas, hermanas, madres, hijas, simplemente no decimos nada… porque hay que obedecer las reglas. Saben algo, las reglas matan personas, destruyen las buenas ideas y sobre todo nos hacen seres alienados, que no pueden ni quieren nunca hacer lo más importante de un ser humano, tomar decisiones.


3 de octubre de 2013

Funeral

Los funerales son para mí de las experiencias que tienen demasiadas aristas para pasar inadvertidos, especialmente este. El abanico de emociones es tan grande tan absurdo e intenso. Eso sí, fue el primero en que la viuda abiertamente me odia, razones debo aclarar son miles, muchas de ellas mi total y absoluta culpa en todas sus dimensiones; desde la abierta crítica hasta la incomprensión.  Con el que se fue, le debo una disculpa, no entendía sus motivaciones y me daba algo de miedo convertirme en él, se, sabia,  me persigue que tiene los mismos defectos que yo padezco. Hay muchas formas de llamarles, pero son heridas, que tratamos de curar o sanar o subsanar con vicios, dependencia, excesos, alegría aparente, pero en el fondo no son más que absoluta y total frustración. Lo sé, como que el día de hoy amaneció nublado, no es una percepción que me aleje de la realidad sino me acerca a ella, lo que no se deja salir, la energía del odio, el desamor, o la necesidad nunca satisfecha se acumulan hasta que te da un infarto o una derrota que te cuesta levantarte. Nunca llegaré a saber que le paso a Carlos, podre atisbar a su vida desde el umbral de la mía o el dolor que causa su muerte en O, el hombre que amo, al que me pregunto realmente cada día porque sigue conmigo, porque reticentemente acepta todos los defectos que tengo. Póstumo no se puede hacer absolutamente nada por ese ser que pasa a lo que tozudamente creo que es una mejor vida, y me pierdo, no sé si estoy hablando de él o del ser que más necesidades me dejo colgadas en la piel y las orejas.
La memoria es una de mis herramientas favoritas, ya se sabe la cognición de los procesos mentales que desencadenan una serie de conexiones neuronales donde se avecinan en casi secuencia cinematográfica los eventos del día. Tomo asiento de primera fila y aun que intento que verme desde allí, a veces el dolor me pega en la boca del estómago. ¿Qué es peor: ser amado a golpes o no amarte?
Las respuestas que quisiera darme, especialmente a ese otro yo en mi cabeza, son vacías e inocuas porque la avalancha de sensaciones permea hasta la más racional de mis acciones. Afuera de mí se ve todo el rencor acumulado en este peso que me cansa, me atosiga y me aferro a él como escudo protector del Capitán América.  Jorge me decía ayer que hay personas como duraznos, suaves por fuera pero que en el centro de ellas hay algo durísimo, que no cambia por más que le den golpes, lo dejen sin pulpa. No es mi caso, lo duro está afuera, está lleno de espinas críticas, filosos comentarios y el máximo escudo: saber. Sé, el funcionamiento de las dinámicas familiares, las emocionales, reconozco la mezquindad cuando la veo, el odio, la frustración, el completo espectro de los fantasmas humanos, porque yo soy uno de ellos.
Impera el orden, cada una de las constelaciones que me rodean tiene su caja específica, el estante de las conchas de mar y los pedazos de mi infancia están en botes, ordenados de mayor a menor, con etiquetas que deberían decir: por lo que no fui querida, por los golpes, por cuando me rompieron la nariz, por los gritos, por las madrugadas, por el total y absoluto abandono, por los olvidos, por las palizas. ¿y las cosas buenas? Egoístamente debo responder que me acuerdo de pocas, casi todas con sabores, de cebolla frita, o papas peladas, helado con melocotón, chocolate líquido, t-bones. Luego pregunto del porqué de esta adicción.
Nunca he regresado a ver su tumba, no me lo permite el instinto de sobrevivencia, porque eso hice yo, sobreviví, aferrada a lo que podía, casi con las uñas colgada de la poca humanidad que sentía por mí, si hubo algún te amo, o algún te quiero a destiempo, una disculpa o tan solo un estoy orgulloso de ti, nunca me lo dijo a mí, siempre a otros que no interesaban.  Desprecio agresivo de no ser lo que se requería, esa es la sensación velada de los años en que viví con él. Lo comparo ahora, el amor incondicional que habita mi vida me da el mejor marco de referencia para entender la carencia de eso: aceptarme o aceptarse. 
No debía empezar este recorrido así, pero las muertes me provocan recuerdos, espacios a los cuales volver por la inercia de lo que ya no se tiene,  ¿pero, yo nunca la tuve? Con este arsenal de cuchillos evado el más grande, atada a la mesa del lanzador de cuchillos ha lanzado casi todos pero la puntería le falla, algunos han pasado cerca, tan cerca que la rueda que da vueltas gotea sangre, no logro quitarme las ataduras, para parar esta rueda, lo veo sacar las navajas rusas, quiere pegar alrededor de la cabeza pero esta tan ebrio que sé va a fallar, una de las dagas pequeñas rasgo la atadura de la mano izquierda, a tiempo de poder moverme cuando las lanza, fue bueno moverme, la navaja cae a dos milímetros solo deje la oreja en la tabla.
Me baje de la tabla que da vueltas el día que confirmaron una pequeña vida que crecía en mí, ya no solo era yo. Ese evento cambio mi vida, no podía darle espacio a repetir las vueltas, era de alguna forma darle razón a todos los insultos: no eres nadie, nadie te ama, no vale la pena, nunca te van a amar, no lo mereces, no lo entiendes, no lo vales; no me baje, creo que me tire, de rodillas, quemándome el desastre que no podía, no debía repetir el circulo. Me amé de golpe, la presión que sentía en el vientre me recordaba todos los días que solo yo podía hacerlo por mí, por ella, por eso le puse sabiduría,  le puse vida, amante de lo desconocido, le di el único regalo que pude: alas. Ayer que me las enseño, después de ese funeral, fue lo glorioso del evento, la vi volar, elevarse en la destreza que sé que la acompañará, dice Albert Pine: “Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros, lo que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal” yo lo digo de otra forma: lo que hacemos por nosotros muere con nosotros lo que hacemos por otro pasa a la eternidad y ella es la eternidad. Ayer me acompaña porque me hizo lo que soy, aquí sentada en la primera fila de lo que siento me recuerda que soy porque no fui.
Lo siento Carlos, los siento Blas, muertos como están los que quedamos no los olvidamos, aunque solo dejan de legado la estela de los vicios que no lograron dominar.